Ribera de Cardós
Durante los años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1944) miles de judíos atravesaron los Pirineos huyendo de la persecución a la que eran sometidos en la Europa ocupada por los nazis. Muchos de los que consiguieron huir, originarios de Alemania, Austria, Polonia, Holanda, Bélgica o Francia, cruzaron los puertos de montaña del Pirineo de Lleida en fugas épicas, desafiando la vigilancia a uno y otro lado de la frontera, la climatología, las nieves perpetuas y la dureza del recorrido.
La Vall de Cardós fue una de las principales vías de penetración de refugiados procedentes del departamento francés de Ariège. A través de los collados de Tavascan, Colax, Guiló, Lladorre, Artiga y Boet llegaron cientos de fugados judíos. La mayor parte procedía del pueblo francés de Aulus-les-Bains, lugar donde en el año 1942 se internó a 636 judíos, algunos de los cuales huirían hacia el Pallars. Para lograrlo contaron con la ayuda de redes de evasión. Numerosos vecinos de los valles de Garbet (Ariège) y Cardós (Cataluña) se implicaron de forma solidaria en el salvamento de estos judíos. Entre 1941 y 1942, algunos fueron devueltos a Francia, pero la mayoría fueron detenidos y llevados a Tavascan. Allí permanecían unos días en el cuartel de la Guardia Civil o en un hostal del pueblo. Otros pasaron por el hostal Cardós de Ribera de Cardós hasta que fueron trasladados a la prisión de Sort. Para todos ellos, el Pirineo de Lleida se convirtió en la penúltima frontera antes de alcanzar su libertad.